El
pulque es la bebida sagrada de la Cultura Mesoamericana, junto con el maíz son
la base sobre la que se desarrolló la civilización prehispánica más importante.
Aunque
en el Virreinato fue proscrito, el pulque sobrevivió.
Porfirio
Díaz expande y conecta México, el pulque encuentra su modo de transporte
masivo. Deja de viajar a lomo de mula para viajar en ferrocarril.
Con
la Revolución Mexicana su consumo se incrementa exponencialmente al grado que
las pulquerías surgen por miles en toda la Ciudad de México.
De
las grandes aduanas de carga del ferrocarril, en la Estación de Pantaco, tres
andenes eran para los trenes que traían más de treinta mil litros diarios de
pulque.
Sin
embargo, desde mediados del siglo veinte, ese gran festín comercial y
gastronómico fue muriendo por la desaparición de las vías y rutas ferroviarias.
La Aduana del Pulque en Pantaco murió lenta y certeramente.
Hoy
quedan solamente unas cuantas pulquerías de aquellas memorables, con sección de
mujeres.
Si
usted quiere tomarse un pulque, le recomendamos ir a La Merced.
Sobrevive ahí en la calle del mismo nombre “La
Flor de Manzanares, hoy ricos curados”.