Hay
lugares que se vuelven míticos; forman parte de la arqueología urbana y nadie
sabe si es cierto lo que se dice de ellos o si es que las historias del lugar
realmente sucedieron.
Sin
lugar a dudas, el Café la Habana es uno de ellos, si lo que nos interesa es la
historia de la mitad del siglo XX de la Ciudad de México.
Ubicado
a una cuadra de la Secretaría de Gobernación, era lo más cercano para la
policía política, los soplones y los espías.
Su
cercanía con las redacciones de los principales periódicos de la época era otro
motivo para observar desde sus mesas.
Si
con certeza la Ciudad de México fuera a lo largo del siglo veinte, un centro de
espionaje internacional, pues este lugar era y es un lugar cómodo para
observar.
Periodistas
y literatos, algunos de la talla de León Felipe, Octavio Paz, Pepe de la
Colina, Julio Scherer, Manuel Buendía fueron asiduos del Café La Habana en sus
tiempos. Rivales del sistema también venían aquí. Muchos cuentos fueron
escritos aquí y muchas historias se han inventado sobre este lugar.
Se
dice que los infrarrealistas, tan denostados en su momento, venían aquí
encabezados por Roberto Bolaño.
Se
dice que Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara se escapaban en la clandestinidad
por un café expresso a las carreras. ¿Quién lo sabe con certeza?
“Café la Habana, de infras y revolucionarios”